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LOS OSOS QUE QUEDAN

Nuevamente la intensa sequía pone en peligro el hábitat de los Osos Negros en las serranías de Coahuila, nunca se supo realmente cuantos osos perecieron en los últimos incendios que sufrieron las sierras de Múzquiz , Ocampo, Ciudad Acuña, Arteaga, San Buena y Cuatrociénegas no hay un conteo de población de osos aunque esta área esté considerada como la tercera población de osos negros en el mundo.

El investigador de de la UAAAN   Andrés Nájera Díaz parte de una clasificación de ecosistemas y sus regímenes de fuego, ubican a Coahuila y la mayor parte de los ecosistemas del centro al norte por considerarse regiones secas y por lo tanto altamente propensas al fuego.

La vegetación se compone principalmente por pinares, encinares, pastizales, praderas y zacates, las temperaturas en estos lugares es por lo regular de 35 a 45 grados si no es que mas, poca lluvia, las rachas de viento a mas de 120 kilómetros por hora todo contribuye a que se propaguen los incendios, los mas desbastadores en el 2011 consumieron más de 300 mil kilómetros cuadrados del territorio coahuilense y en el presente año la sequía abona aun mas para que se produzca otro fenómeno así.

La mayoría de estos incendios se producen por causas naturales como tormentas eléctricas.

Los investigadores sostienen que la mayor fauna perdida es de animales de poca movilidad como ratones e insectos, aunque no todos opinan así.

La CONAFOR reportó que aunque no se tienen registros de la población de osos, unas semanas después de extinguidos los incendios se vieron algunos con sus oseznos.

La mayor población es de venado cola blanca 17.8 individuos por km 2, pero se verán favorecidos con los brotes de hierba nueva que trae el rocío, reportó la SEMARNAT después de los incendios, también se encuentran los búfalos y jabalíes en menor proporción también algunos de estos perecieron durante los incendios.

Los osos evadieron el fuego según informes de SEMARNAT.

Los osos son omnívoros pueden comer lo que sea vegetales, granos, verduras y frutas, y bajan a las poblaciones cuando les falta el alimento o por exceso de temperatura.

La bióloga Diana Crider investigadora de la Universidad de Texas denunció ante La Jornada la negligencia de las autoridades en México por la devastación y pérdida de cientos de osos, en la Serranía del Burro cita así

El balance es desolador: “Perdimos la mayoría de los oseznos de este año(habla del año 2012). Estamos hablando de cientos y cientos de osos. Era la temporada de hibernación. El fuego quemó las madrigueras y las crías estaban muy pequeñas para escapar”. Su computadora contiene cientos de mapas y fotografías del desastre natural. Fueron decenas de llamadas a autoridades mexicanas, tocó infinidad de puertas, gritó, suplicó, lloró. Nadie le hizo caso. Aunque al final su tenacidad logró disminuir el nivel de la catástrofe.

Por semanas los propietarios de los ranchos cinegéticos y la investigadora urgieron al gobierno tomar medidas contra los incipientes incendios, el gobierno intervino cuando ya la tragedia era mayor.

Está sentada en su escritorio con semblante triste e intenta reconstruir las causas del incendio exterminador y las razones por las cuales no fue previsto, ni atendido debidamente por la Comisión Nacional Forestal (Conafor). Las autoridades escucharon los llamados de auxilio 15 días después de que inició el fuego.

Diana Crider se emociona y repite: “Flores en vida, en vida, hermano. Ahora están llegando todos los biólogos con sus plumas. No llegaron con palas, ahora sólo quieren hacer sus estudios porque saben que allí va a haber mucho dinero para estudiar el tema. Es como si se muriera tu papá y llegaran para hacerle la autopsia y no antes, para salvarlo. ¿Eso de qué sirve?”

El clima para este año se prevé aun más seco, según informes del meteorológico la temperatura promedio de Coahuila aumentó de 3 a cinco grados, en el presente año el riesgo de incendios es igual o mayor al de los años pasados por los largos períodos de sequía, si no se prevé a tiempo este fenómeno, al menos para saber cómo actuar y coordinarse las autoridades puede haber mayor pérdida de flora y fauna de la que ya ha habido.

 

Por: Dora Isela de la Cruz.

EL MEDIO AMBIENTE Y NOSOTROS

 

Río Limpio

Río Sabinas en la parte no contaminada.

Jesús de León Montalvo

Me pidieron que presentara esta revista sobre ecología y letras. Esto fue lo primero que se me ocurrió responder: “Lo siento mucho, usted me confunde. Yo no me llamo Homero Aridjis y si está buscando a Al Gore, vive en el país de al lado”. A lo que me refiero es a que, a diferencia de estos señores, mi aportación al tema es muy modesta y no sé si realmente sea lo que quieren para esta nueva revista.

     De cualquier modo haré el intento.

     En materia de conciencia ecológica, creo que lo único que se ha hecho es pura literatura (y no muy buena que digamos). Dolerse por escrito es muy fácil; conmoverse con lo que uno lee, igual (e incluso cómodo). Todos podemos llorar a lágrima viva por la desaparición de los bosques, pero cuántos de nosotros, después de leer un poema sobre la desaparición de una verde arboleda, salimos a plantar un árbol.

     ¿Acaso si leemos un cuento o una novela sobre la desecación de las lagunas o la contaminación de los ríos, saldremos corriendo hacia la laguna o el río más cercanos para dragar el fondo y sacarle la basura que cotidianamente arrojamos?

     No, porque es más fácil, más cómodo y también más elocuente llorar, indignarnos y, a lo sumo, participar en una marcha de protesta contra el ecocidio.

     Sí, ya sabemos que las industrias contaminan más que los particulares. Pero los funcionarios de ecología, como otro funcionario cualquiera, están en donde los ponen y no donde necesariamente quisieran estar. Esto hace que a veces su actuación no sea del todo congruente.

     “¡Hay que evitar los incendios forestales!”, dijo en cierta ocasión una de nuestras representantes locales, mientras trataban de controlar un incendio en la sierra. Acto seguido le dio una chupadita a su cigarro y exhaló el humo a la manera de un gánster de chicago.

     Dejemos por el momento de echar humo. A lo que quiero llegar es a que nuestra conciencia ecológica, en una abrumadora mayoría de casos, tiene más de ficción que de realidad. Y claro, visto en abstracto o hipotéticamente, el problema ecológico es algo en lo que todos estamos de acuerdo en que se puede hacer algo, pero el problema es aterrizar ese algo en estrategias concretas o prácticas cotidianas.

     No conozco a nadie que se levante por las mañanas y diga:

     —¿Qué puedo hacer hoy por la ecología?

     La mayoría se levanta más bien pensando: “Hoy no voy a afinar el coche, creo que todavía aguanta”. “¿Separar la basura en orgánica e inorgánica? ¿Para qué? Qué eso lo hagan los del servicio de limpia. Yo hago bastante con pagar impuestos”.

     Así todo se queda en el desván del “luego lo arreglo”; o bien, del “¿y yo cómo voy a saber esas cosas?”. Lo cual quiere decir que la ecología no empieza en el medio ambiente sino en nuestras propias cabezas. Si continuamos con esa actitud de que alguien tiene que hacer algo alguna vez, llegará el día…

     ¿Cómo que llegará el día? Seamos más concretos. Si a usted todavía no se le ha metido en su casa un oso sediento, o no ha tenido que emigrar porque el pozo del que se abastecía ya se secó, o aún no le ha nacido un hijo con tres ojos y el corazón de fuera o sin cerebro (aunque eso no necesariamente es culpa de la contaminación), o sale a pasear por el campo y no se ha abierto a sus pies un abismo de siete metros de profundidad, no olvide que hay gente a la que eso ya le está sucediendo. Para los demás todo es cuestión de tiempo.

     ¿Por qué cree que, cada vez con más frecuencia, las águilas, los zopilotes y otras aves de rapiña están volando en círculos sobre la ciudad? Bonito espectáculo, ¿verdad? Pero no sospechamos que lo que esos avechuchos están haciendo es estudiar el menú.

     No quiero alarmarlos porque ya hay demasiadas malas noticias a nuestro alrededor. Tampoco quiero ponerme fatalista o drástico. Ni salir con la puntada de ese filósofo rumano que lamentaba que la humanidad no hubiese decidido resolver sus problemas recurriendo al canibalismo o promoviendo el suicidio. Hemos comprobado hasta el cansancio que coger menos o con menos puntería (eso que amablemente se llamó planificación familiar) no funcionó. Tampoco funcionaría producir Herodes en masa.

     No. El problema no es numérico, aunque tratándose de ecología uno siempre caiga en la tentación de las estadísticas, de porcentajes, de los diagramas comparativos y todas esas cosas que se ven tan bonitas proyectadas en una pantalla mientras damos conferencias.

     Así que no me meteré por ese camino. Cerraré con una reflexión que no sé si sea muy original, pero que no se la he escuchado a nadie.

     A ojo de buen cubero, la solución al problema ecológico sería que los seres humanos construyéramos una gigantesca nave espacial, nos metiéramos todos en ella y nos fuéramos a contaminar otro planeta y le diéramos tiempo al nuestro de recuperarse un poco. Porque si nos quedamos y seguimos tratando al medio ambiente peor que a la suegra (o que la suegra a nosotros, según el caso) no crean que el medio ambiente no hallará la manera de defenderse.

     Según las voces más autorizadas sobre el tema, la humanidad tiene entre veinte y cincuenta años para empezar a revertir todo el daño que le ha hecho al planeta. Después de eso nos pasarán la factura: calentamiento global, invierno nuclear, mega huracanes, multiplicación de terremotos, tsunamis, erupción simultánea de volcanes… Eso para no hablar de una escasez global de agua y de que las enfermedades que se habían desterrado regresarán con mayor fuerza. Los virus se reirán en nuestra cara.

     Los más brillantes científicos no le dan al ser humano más de dos siglos de existencia. Para colmo, después de que en este planeta no quede ni un triste habitante y de nuestras ciudades no quede piedra sobre piedra, llegará Tom Cruise a protagonizar una mala película.

     Pero no se sientan mal. Con un poco de suerte tal vez descubramos que sí existe un planeta llamado Pandora, en el cual podemos hacer todo lo que nos plazca, sin sentir remordimiento alguno por los daños al medio ambiente. Después de todo, ahí todos tienen cola que les pisen.

 

 

 

 

 

 

CALCULA TUS EMISIONES DE CO2

La iniciativa CeroCO2 te proporciona herramientas para poder luchar contra el cambio climático. Puedes calcular las emisiones de gases con efecto invernadero (GEI) que generen tus hábitos, reducirlas al máximo posible y compensarlas a través de proyectos forestales, de eficiencia energética, de energías renovables o de gestión de residuos.

 

Aquí tienes ejemplos en los que puedes compensar:

 

Calcula las emisiones de tu consumo eléctrico

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Para más información consulta la página:   http://accionatura.org/actua-es/personas/colabora/calcula-tus-emisiones-de-co2/

ACTIVISMO ECOLOGICO

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En defensa de los humedales en Huatulco.

Nunca como ahora la humanidad se ha visto involucrada y deseosa de participar en el activismo ecológico.

Porque pasa esto? Porque también nunca como ahora el hombre se ha vuelto depredador de todas las riquezas naturales del planeta, desde el ártico donde Greenpeace está luchando porque algunas petroleras no se instalen aprovechando el deshielo.

El amazonas el pulmón más grande del mundo también enfrenta una lucha por su supervivencia y ahí también están los activistas.

En la matanza de ballenas, focas y delfines, en la deforestación de los bosques, para impedir la instalación de empresas que terminan con la vegetación de varias regiones del mundo, en nuestro país la deforestación es una constante.

Los habitantes de las comunidades que sufren la depredación del hombre también se han convertido en activistas en defensa de su hábitat.

Por eso se han formado más grupos donde la gente participa, se manifiestan de diversas maneras algunas muy ingeniosas para llamar la atención hacia estos problemas y hacer conciencia en la gente, luchan con pasión para evitar más deterioro del planeta o la atmosfera, porque todo nos afecta.

En los Estados Unidos la protección al medio ambiente se ha convertido en tema de seguridad nacional, y debería serlo para todas las naciones, porque estamos acabando con nuestra casa bueno eso ya es un buen comienzo.

He aquí algunos de los grupos activistas que se encuentran viajando por todo el mundo en defensa de la naturaleza.

En México hay muchos grupos que se están preocupando y ocupando por detener el deterioro de los bosques y cuencas de agua, por los desaparecidos, por la paz.

Esta paz que se ha perdido cuando en sus comunidades son atracados por la tala de sus bosques, es por eso que el numero de activistas ha crecido, más de diez han muerto en su lucha.

Por: Dora Isela de la Cruz