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VIAJE AL ALUVIÓN

(Diálogo con Esteban Williams)

Del Libro: Pamela del Río por nosotros mismos o Bajo el rencor.

Autor: Jesús de León/Gabriel Contreras

Para Martha Liévano que

Asistió a la asamblea

 

Esteban Williams escribió cinco libros excelentes: De la pata de vaca la semilla (1920);Un tibio tufillo me recorre (1933); Te quedó grande el baby doll (1953); Fusiles y obuses (1960); y su obra capital: Cabeza de cerillo (1984). Pudo destacar como la más prominente figura de la febril generación de los poetas desencantados (A la cual debe Pamela del Río grandes influencias).

Esta generación se caracteriza por su desdén ante todo aquello que signifique abandono de la esencia. Acerca de los desencantados se ha escrito “Ellos labraron este porvenir que hoy nos agobia”. 4 Sin embargo, no ha faltado quién los considere: “Colofones de la inmunda historia de la maldición burguesa”.5

Su obra jamás terminará de desentrañarse: encierra, según declaraciones del propio Williams, “Un Lúculo de pasión vedado a los cancerberos del tirano”.6

En uno de tantos congresos dedicados a desmenuzar la obra del autor, se llegó a la conclusión de que su obra tiene pies, más no cabeza. Pero, oh travesuras de la historia: Williams se burló de sus futuros investigadores al iniciar su obra con una pata de vaca y terminarla con una cabeza de cerillo.

Para otros críticos más condescendientes, el tren de vida de Esteban Williams fue quien dictó los derroteros de su poesía. 7 Ciertamente, no se recuerda en el continente vida más atormentada ni obra más hermética. He aquí uno de sus versos más sustanciosos:

Los pájaros del agua saben a rayos.

Y aquella estrofa imborrable:

Olvídate de tu marido que yo ya lo

Olvidé/y si no lo has olvidado, peor

                                               Para ti.

(del poema Monja mía).

Nadie pudo resistirse a la férrea energía del cantor bajacaliforniano. Sus enemigos no pudieron más que levantar rumores inverosímiles ante los cuales el poeta acuñó su más célebre frase: “Rebuznos borricos no pasan del suelo”.8

Esto acalló la crítica para siempre.

Antes de morir de un paro cardiaco, el maestro Williams sostuvo aquél diálogo (mortal) con Pamela del Río, quizá su discípula mas aventajada.

-Tenemos entendido (maestro) que su vida ha sido atormentada. ¿Podría explicarlo?

-¡Jamás! Mi vida ha sido feliz. Esos son rumores y malas lenguas.

(En el fondo de Pamela Oliver y Sifo se aguantaban la risa).

-¿Qué es para usted la felicidad?

-Felicidad es escribir un verso cada día. Cantar hasta para mis enemigos. Para los que sufren y callan. Para los que lloran y envejecen. Para los que son papalotes de tornado. Sí. Quiero que cada piedra florezca y que la vida trascienda la perfidia. No sólo la mía, sino la de cualquiera. Porque cualquiera es poesía, aunque no cualquiera cuaje…

¿Qué quiere decir con cuaje?

-Con cuaje me refiero al… ¿Pero es que no sabes? (zarandea a nuestra amiga y la arroja contra una pared). ¿No sabes del largo viaje que tiene que librar un poeta? No, amiga (La pisa), los poetas no se dan en maceta y la poesía no se da todos los días. Esta es la historia: Los poetas venimos del aluvión, un lugar que está más arriba del cielo. Nacer es una degradación. Porque dime, si las almas… es un supongamos… no las contiene el cuerpo, entonces ¿Qué las contiene? No lo sabes, ¿verdad? Jamás lo sabrás, Pamelilla. Solamente los poetas tenemos acceso al aluvión. Y claro, el aluvión nada tiene que ver con las alubias, niña/

-Muy bien.

-Espera. No me interrumpas. Los hombres, todos, hacemos un largo viaje desde arriba. Antes de llegar al mundo debemos surcar el río del olvido, cuya agua es un caldo delicioso con arroz y sus berenjenas. Nadie puede resistirse a probar el caldo maldito. Pero hay individuos que hacemos trampa: esos somos nosotros, los poetas.

-No entendí.

-¿No entiendes? Nosotros no bebemos de esas aguas apendejadoras. Los poetas somos mañosos, la guardamos en los cachetes y luego la escupimos. Ah, sólo un niño (recuérdese que el maestro Williams vivía rodeado de efebos) me comprendería. Ellos hace menos tiempo que se bajaron del aluvión.

-Lo que no entendí es la palabra merenguenas.

-B-e-r-e-n-j-e-n-a-s.

-Gracias, muy amable.

-Lo dicho: los niños deberían educarnos.

-¿Y todo esto lo dice en serio o nada más me está tanteando?

-El poeta habló contra las mujeres y luego contra toda la gente (cosas impublicables).

-No se ponga así, dígame: ¿cómo aprendió a escribir poesías?

Esteban Williams siempre se sacudió ante esta pregunta. Dudaba contestar. Finalmente le sonrió, dejó correr una lágrima, la miró con desprecio y le dijo: “La poesía no se aprende, pregúntame otra cosa”.

-Bueno, ¿cómo le hace?

-Sólo te puedo decir que la vida es una tómbola y la pluma célibe hasta que el poeta quiere.

Pamela no aguantó más y replicó con voz de fantasma.

-Perdóname que te aclare que eso es falso. La vida (dijeron Oliver y Sifo desde el fondo de la caverna) es una estela de flamígero y albo cebo cósmico que cubre las altiplanicies del ser.

Pamela se deshizo de sus calzones y arrastró a Esteban Williams hasta la cama. Después de desnudarlo apagó todas las lámparas. El elástico brazo de la noche flageló para siempre los ojos del poeta.

 

4 Volks Volgendroff, Illa. Una generación desdeñosa y desdeñada. Ed. Shölem, RFA, 1981.

5 Osken Kolvich, Ulianov. Poetas de la maldición burguesa. Ed. Progreso, Moscú, 1932.

6 Conferencia sustentada ante la sociedad menonita filipina.(1940).

7 Garcés, Mauricio. Estela de ignominia a la arborescencia de un olmo. Ed. La Rue, Ginebra, 1968.

8 Conferencia pronunciada ante la sociedad protectora de animales de Tailandia.